Aunque sus fundamentos se basan en la medicina del buceo, la medicina hiperbárica se revela cada día más eficaz para aliviar los efectos de ciertas enfermedades y dolencias, además de mejorar la calidad de vida de muchas personas.
Quien piense que la medicina hiperbárica es algo reciente va muy desencaminado. Hay que remontarse hasta los años 30 del pasado siglo XX para encontrar sus orígenes, relacionados con la medicina del buceo. Pues, no en vano, la medicina hiperbárica estudia los cambios fisiológicos y fisiopatológicos que experimentan los seres vivos al ser sometidos a presiones superiores a la atmosférica en su adaptación al medio. De ahí que, en dicha década, fuera toda una revolución el uso de la respiración de oxígeno en las descompresiones de los buzos para acortar su duración. No obstante, no fue hasta 1960 cuando comenzó a aplicarse a patologías ajenas al buceo.

Estado del paciente
El paciente está cómodo en todo momento, sentado o acostado en el interior de la cámara hiperbárica, respirando el oxígeno puro a través de una máscara, casco o directamente del ambiente, como es nuestro caso. ¿Sensaciones? Únicamente nota el aumento de presión en los oídos, una sensación similar a viajar en avión; efecto que desaparece con sencillas instrucciones que le permiten compensar las presiones sin dificultad. Porque nunca está solo durante el tratamiento, siempre está acompañado por personal capacitado para el manejo de la cámara hiperbárica.
Si quieres, puedes comprobarlo en nuestra unidad de medicina hiperbárica de Madrid. ¡Te invitamos a hacerlo!
