La medicina hiperbárica es ideal para tratar una serie de dolencias. ¿Cuáles? Por mencionar algunas, la artrosis, la artritis, úlceras o pie diabético. Pero nuestra cámara hiperbárica esconde muchos más secretos… Te lo contamos a continuación.
Nos gusta insistir en el mensaje, pero lo hacemos porque está probado científicamente. Y es que la medicina hiperbárica potencia los tratamientos médicos habituales y ayuda a la recuperación del paciente. No sólo eso: también mejora su calidad de vida.
Antes te hemos enunciado algunas de las patologías en las que se aplica la medicina hiperbárica. La lista se puede ampliar a lesiones por radioterapia, migrañas-cefaleas, quemaduras e injertos, problemas circulatorios… Y así, al menos, hasta una veintena.
Para conocer más en profundidad el funcionamiento de una cámara hiperbárica te recomendamos que visitas nuestra clínica en Madrid. Así, podrás ver in situ cómo es y de qué manera trabajamos con ella. Y verás que es más sencillo de lo que puedas llegar a pensar en un primer momento.
Porque, para empezar, respiras oxígeno al 100%, mientras que en condiciones normales el que respiramos tiene una concentración del 21%. A partir de ahí se sigue un protocolo que establece una duración de la sesión que oscila entre los 60 y los 90 minutos.
Así, por ejemplo, si estás a punto de entrar en quirófano o has salido de una operación, la medicina hiperbárica puede ayudarte a acelerar los plazos de recuperación. Además, también disminuye la posibilidad de infecciones, en el segundo caso, así como el dolor y los edemas.
Y puedes estar seguro de que la cicatrización será más rápida y de mejor calidad. No en vano, el oxígeno a mayor presión es inductor de las células madre. Esencial, por lo tanto, para formar tejido nuevo, colágeno y fibroplastos.
